lunes, 31 de marzo de 2008

Un peldaño a la vez...

Esta vez decidimos escribir juntos Pamela y yo. Uds. dirán si el resultado fue bueno…

Parece que ha pasado mucho tiempo después de la última vez que escribimos contándoles nuestros avances. Ahora tenemos nuevas cosas que compartir, (que bueno que hay cosas nuevas, eso demuestra que la vida no está detenida, que vamos hacia delante y lo más importante, que Dios vá con nosotros).

Tuvimos unas lindas vacaciones en Valdivia, muy relajadas, fue un regalo muy lindo que nos dió el Señor. El Seba cambia todos los días, nos sorprende, nos hace reír y llorar. La verdad quizás su ceguera nos duela más ahora. Antes era guagua, era más manejable. Ahora anda a tientas avanzando con los brazos extendidos. Una de las cosas que más me impresiona es la expresión facial que tiene, producto de su ceguera. Ahora se ríe también con los ojos. Y su boca dice mucho sin decir nada. Uno se da cuenta cuando está contento o enojado. Sabemos exactamente cuando está explorando el entorno, cuando está concentrado o relajado. También obedece si uno le dice “ahora hay un peldaño”, disminuye la marcha y levanta un pié, esperando encontrarse con dicho obstáculo. Quizás nosotros vivamos así también. Dios te dice “ahora hay un peldaño”, ojalá siempre escuchemos a tiempo de levantar uno de nuestros pies.

Hace poco Sebastián se hizo un exámen de audición, pues en algunos casos el síndrome presenta esta característica, y debemos saber como está hoy, para poder comparar con nuevos exámenes en el futuro. Además, la hipoacusia (sordera) es evolutiva, y puede o no estar presente. Nos encontramos con la sorpresa que sinceramente no esperábamos, y de hecho no estábamos preparados para enfrentarlo, de que él tiene una deficiencia auditiva en el oído izquierdo. Creo que no pensábamos en esa posibilidad, ya que el hecho de que su ceguera ya es severa. Qué mas podía venir? Pensábamos nosotros.

Lo único que pudimos hacer en ese momento fue llorar. Hemos sido enseñados como familia de que hay momentos en que simplemente hay que llorar. Sobran las palabras. Sobran los pensamientos. Sobra todo lo que no sea vaciar el corazón. Dejar correr las lágrimas. Hace poco vimos un video en que un tipo joven decía: “cuando quieras llorar, cuando estés sufriendo, siéntate y hazlo. Dios estará sentado junto a tí. Callado, llorará contigo. Callado y sentado a tu lado, te acompañará en tu dolor.” No es que la pasemos llorando, pero pasa a veces. Dios es nuestro Padre, Él entiende que podamos sufrir, pero también Él se llevó nuestro dolor cuando decidió morir por nosotros. Lo maravilloso que siempre sucede y podemos ver, es cómo Dios no permite que vayamos más abajo de lo que uno puede llegar. Para el lado que miremos, no hay un solo lugar, no existe una sola situación en donde Él no esté presente, en donde Él lo llene todo! Él es suficiente.

Hemos escuchado las oraciones de Jonathan y Tamara, estos niños… son un regalo también… el amor, dedicación y empatía que tienen con Seba, ayuda a ellos mismos desde tan pequeños a ver al Señor en todo. Él nos pide que seamos como niños en nuestra forma de ver las cosas, de pedir y de orar, de no ser así, no podremos entrar en el reino de Dios. Ellos siempre me dicen: “yo quiero vivir con Jesús…” que aliento!

Ahora, algunas personas nos dicen…”cómo pueden tener tanto ánimo y tranquilidad”…cuando escuchamos eso nos damos cuenta que tenemos la paz del Señor, hemos aprendido en carne propia que Dios no pone sobre nuestros hombros, más carga de la que podamos sobrellevar, el que no conoce a Dios, no puede entender de lo que hablamos. Es cierto que Él ha dado a nosotros un trabajo especial, y sé también que anhela trabajar con nuestras vidas y con la de nuestros hijos. Junto con darnos las herramientas, nos prepara y en el camino nos va enseñando por donde debemos andar, pues la victoria ya la tenemos! Nuestra vida ya fue escrita por Él, sólo Él sabe el porqué de todo, “todas la cosas por Él fueron hechas…”. La vida de nosotros es un poco diferente a lo “normal”, tenemos algo que no todos tienen, un hijo ciego, su único impedimento fuerte es no tener la vista, en contrapartida tiene un corazón por el cual oramos cada día para que sirva al Señor y para que sea de bendición para otros.
Quién nos separará del amor de Cristo, tribulación o angustia, peligro, hambre o desnudez…?? ninguna cosa creada nos podrá separar de su amor, ni siquiera la ceguera de Sebastián.

Rodrigo y Pamela